La dernière lettre.

Una vez, te dije que hay canciones que se convierten en personas. ¿De esto se tratan las relaciones fallidas? De poder llegar a un punto en el que escuchas "esa" canción que te recuerda "algo", o a "alguien", pero a diferencia de hace meses, esta vez ya no lloras, ni maldices, sino que reflexionas un poco; porque a pesar de todo, sobreviviste. Cómo dijo él, quien ahora me abraza con absoluto amor, entrega y devoción "vas a sentir que te mueres, pero ¿qué crees? que sobrevives".

«No me olvides»

Mi más reciente decepción amorosa me dejó una serie de secuelas bastante interesantes y variadas. La más importante, supongo, debido al impacto emocional y (sobre todo) económico, fue la imperiosa necesidad de asistir a terapia, cada semana, religiosamente, incluso desde algún tiempo antes de que la relación llegara formalmente a su fin. La segunda en...

A ti, que me has olvidado.

Pues... claro que te extraño. Seré sincera, no lo hago a diario. Me he obligado a ocuparme en miles de quehaceres domésticos que al final del día dejan mi casa impecable, pero mis pies y mi cintura destrozados, mi frente sudorosa y mi ropa sucia. Voy y vengo en mi pasillo, como león enjaulado; impongo...

Día 15 al 26.

Han pasado miles de cosas en tu ausencia. Enfermedades, muerte, accidentes, cajetillas enteras de cigarros, juntas, dolor, rencor, llanto, películas, salidas, charlas, mensajes de audio interminables, cientos de canciones, amigos increíbles, una convención, hablar en público, anorexia, terapias, culpa, insomnio infinito, preocupaciones, caminatas largas, 5 kilos menos, una sala de urgencias (junto con tu indiferencia)...

Segunda semana.

No voy a mentirte, ha sido una tortura. Inicio el día con la voluntad de olvidarte, de dejar de sentir cosas por ti, de subir de nueva cuenta a ese auto que manejaba a toda velocidad hacia un precipicio, y que detuve sólo para intentarlo otra vez, sólo para estar a tu lado. ¿Recuerdas? Solíamos...

Crónica de una semana

Jueves. A mitad de una de las tantas peleas que venimos arrastrando desde hace meses, estallé. Eran tantas mis ganas de que manifestaras algo, lo que fuera, tras días incontables de aguantar tu indiferencia, y de preguntarme si realmente un día habías sentido algo por mí, que terminé inflingiéndote dolor... El peor que haya inflingido...